Luisina Golosetti tiene pasión por resolver más de una cosa a la vez y por eso no puede comprometerse con proyectos e ideas que duren 10 años, pero sí a acompañar el proceso de surgimiento de un posible futuro unicornio. Es por eso que decidió no desarrollar su propia startup, sino aconsejar y ayudar a los emprendedores tecnológicos en el camino del éxito.
Sus apps favoritas son Linkedin, Spotify –donde tiene un podcast para emprendedores digitales–, Notion que “te organiza la vida entera” y Kindle. No usa Rappi porque dice que le gusta “cocinar mucho”, reside en Rosario y desde allí asesora, acompaña y es mentora de infinidad de proyectos que surgen como respuesta a distintas necesidades, la razón de ser de las startups.
Innumerables estudios y estadísticas indican que la mayoría de las startups mueren en fase temprana y Luisina Golosetti pudo verificarlo de cerca, en el marco de su trabajo como abogada, al ver muchísimos jóvenes cuyos proyectos no llegan a nada.
La especialista en emprendimientos tecnológicos sostiene que eso se debe a que “muchos encaran las startups como un emprendimiento tradicional donde hay mucha certidumbre como puede ser el negocio de vender bicicletas que es más o menos fácil porque uno sabe cómo funciona el negocio, hay un modelo y puedo imitarlo”.
En cambio, “las startup no pueden copiar lo que otro hizo porque su particularidad es, justamente, ser una organización temporal dedicada a descubrir un modelo de negocio nuevo, repetible y escalable". En ese sentido, afirma que "muchas mueren porque salen a resolver los mismos problemas que alguien resuelve de manera más eficiente cuando de lo que se trata es de llegar a ser 10 veces mejor”.
Otro factor muy importante es el financiamiento: "Hay que crecer rápido en mercados internacionales grandes, consolidarse como la mejor solución sin competencia y ser el mejor en el mundo para conseguir inversiones de riesgo”, indica.
Sin estas cuatro condiciones es bastante improbable que una nueva idea tecnológica pueda ser considerada como una startup, pero además, hay un mal que aqueja a los emprendedores y es que “generalmente se enamoran de su producto y el foco tiene que estar en la solución y poniendo al cliente en el centro para construir algo a partir de las validaciones que te dan los mismos usuarios”, explica.
Emprender en una startup es una apuesta a 10 años y otro de los errores que la especialista identifica es que la mayoría se vuelven obsoletas antes de tiempo porque “su mercado no es lo suficientemente grande para que sea rentable y por eso no logran inversión privada.
La startup no gana plata repartiendo ganancias de la empresa, el negocio está en que sea comprada por una empresa más grande o salir a hacer oferta pública de acciones”.
Sobre las tendencias argentinas en relación con emprendimientos de este tipo, cuenta que hay dos ejes con muchísimo desarrollo. Uno de ellos, el de la biotecnología y el otro el del agro.
“La provincia de Córdoba, sobre todo Río Cuarto, está a la vanguardia de las startups, fundamentalmente las de agrotech que mezclan industria y campo”. Cree que el futuro viene de la mano de startups business to business que ataquen los riesgos informáticos y las estafas que puede llegar a generar la IA.
Hay organizaciones llamadas aceleradoras que dan apoyo financiero y capacitación a cambio de un porcentaje del emprendimiento. En un paso superior, “existen fideicomisos de inversión y están las áreas de innovación abierta de las corporaciones que son una pata importante”, señala Luisina Golosetti.
Muchos emprendedores “desconocen esto y es necesario que sepan que existen todas estas posibilidades. Por eso creo que hay que generar un ecosistema de propuestas para las startups”. Un último consejo: “Hay que aprender a levantar capital y eso es algo que casi ningún emprendedor sabe hacer”.
Por: LEILA GANEM
Fuente: www.airedesantafe.com.ar
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